En el nombre del planeta. Un análisis desde la teoría política
sobre posibles articulaciones del ecologismo
83
Justicia Ambiental, 4(5), 2024, 69-107
entendida como administración tendría como principal actividad la gestión
de los asuntos públicos de forma neutral y ponderada entre los fines preten-
didos y los medios a su disposición para alcanzarlos (leyes, impuestos, sancio-
nes, etc.). Una buena política sería aquella capaz de administrar las realidades
que suceden en otros ámbitos, como el económico o el climatológico, y de
adecuar su accionar a las necesidades de dichas realidades. Una mala política,
por tanto, sería aquella que hiciese primar intereses particulares, sesgados e
ideológicos por sobre la correcta actividad de gestión.
Lo que esta visión de la política desatiende es que la propia naturaleza
de la política hace imposible la gestión neutral, dado que toda acción admi-
nistrativa aparece irremediablemente derivada de una decisión y esta, a su vez,
es siempre sostenida en la elección de unos valores. La política es la lucha de
valores sin fundamento último y resulta, en consecuencia, radicalmente ajena
a la técnica y a la administración neutrales.
Desde esta perspectiva, lo apolítico o lo postpolítico, es decir, la ausencia
o la superación de lo político, serían nombres de un imposible, puesto que no
habría forma de cesar esa lucha por la producción y la fijación de sentido de
los valores que ordenan nuestras sociedades. Sin embargo, lo que sería posible
es tratar de invisibilizar esa lucha:
Si lo político es la lucha por el sentido que pone en juego los principios
configuradores de la comunidad, la despolitización consiste en presen-
tar esos principios como algo no sujeto a disputa, neutrales, despro-
vistos de toda violencia, y por tanto la lucha en torno a ellos como un
sinsentido salvo para interesados, fanáticos, o ignorantes: es la disolución
de lo político en la administración, en la técnica, operación que suele
dar por resultado la política. (Franzé, 2015, p. 160)
A esto nos referimos cuando hablamos de despolitización verde. Habla-
mos de la operación que pretende sustraer la lucha por el sentido político del
cambio climático, ocultar los diferentes valores en juego a la hora de apro-
ximarnos al problema y a sus posibles soluciones y, en su lugar, reducirlo
a una cuestión técnica y científica, radicalmente objetiva e incuestionable.
La cuestión es que, por paradójico que aparentemente pueda parecer, esta